"Por que he aquí, aconteció que el Señor habló a mi padre, sí, aún en un sueño, y le dijo: Bendito eres tú, Lehi, por lo que has hecho; y porque has sido fiel, y has declarado a este pueblo las cosas que yo te mandé, he aquí, tratan de quitarte la vida."
Después de haber proxclamado el arrepentimiento, o tras un cláisca jornada laboral, Lehi regresó a su casa. Participó de una agradable cena con su familia, tal vez aprovechó en enseñarles principios importantes del Evangelio, ya que su esposa e hijos se seguro eran un público mucho más presto a escuchar que el pueblo mismo. Luego procedio a recostarse sobre su famoso lecho y durante la noche o el amencer le sucedió algo que empezaria a ser costumbre en su llamamineto como profeta: el Señor se le aparecería en un sueño.
No sabemos si se encontraba en algún escenario en específico, como la visión anterior, pero si tenemos un registro exacto de algunas de las palabras que pronunció el Señor: "...aconteció que el Señor habló a [Lehi], sí, aún en un sueño, y le dijo: Bendito eres tú, Lehi, por lo que has hecho; y porque has sido fiel, y has declarado a este pueblo las cosas que yo te mandé". Es probable que el rechazo y burlas del pueblo hayan afectado emocionalmente a Lehi en gran manera, y si a eso le sumamos un mal día en el trabajo entonces Lehi no estaba pasando un buen momento previo a este sueño. Llegar a casa y estar con la familia debió reconfortaro un poco, pero esa frustración debio perdurar todavía.
Imagen extraída de internet.La visita del Señor en su sueño y las palabras que le dijo debió ser el bálsamo definitivo que se encargaria de erradicar toda la negatividad de su mente y malos sentimientos de su corazón. Lehi ahora sabía que el Señor sabía que se había esforzado por predicar y ser un siervo fiel. Sabía que todos los insultos recibidos no fueron porque Lehi era un mal predicador o un mal profeta. Se le estaba confirmando a Lehi que nada de lo que estaba haciendo, así parezca un fracaso, estaba mal, sino todo lo contrario, era agradable a los ojos de Dios.
Pero desafortunadamente no todo se trataba de buenas noticias. Además de felicitarlo, el Señor tambien le advertiria de un peligro que se estaba maquinando secretamente: "he aquí, tratan de quitarte la vida". Por un instante todo el alivio que acababa de sentir Lehi debió esbanecerse, los malos sentimientos estaban al acecho para volver a invadir el corazon del profeta. No obstante, el mensaje celestial no terminaria ahí.