1 NEFI 1:4 | "AL COMENZAR EL PRIMER AÑO DEL REINADO DE SEDEQUÍAS"

 "Pues sucedió que al comenzar el primer año de Sedequías, rey de Judá (mi padre Lehi había morado en Jerusalén toda su vida), llegaron muchos profetas ese mismo año profetizando al pueblo que se arrepintiera, o la gran ciudad Jerusalén sería destruida." 

Cronológicamente la historia del Libro de Mormón inició "al comenzar el primer año de Sedequías, rey de Judá". Actualmente es dificil ubicar este año en una línea de tiempo precisa, pero según algunos historiadores existen dos posibles fechas que pudieron haber sido el año cuando comenzó el reinado de Sedequías: 606 a.C. o 597 a.C. A estas alturas Lehi ya tenía establecida una familia: su esposa Saríah y sus cuatro hijos que facilmente ya pudieron haber tenido una significativa edad. Por lo que se puede deducir que la edad de Lehi en este año, en promedio, pudo haber estado bordeando los 40. 

Imagen extraída de internet.

De ser cierto, entonces los miembros de esta familia, sobre todo los padres, fueron participes y testigos de todos los eventos, buenos y malos, que le acontecieron a Jerusalén durante las últimas cuatro décadas. Si revisamos el pasado a partir de esta fecha nos encontramos con por los menos cuatro predesecores de Sedequías. De esta forma podriamos saber indirectamente algo de lo que fue la vida de esta familia antes de la historia del Libro de Mormón.

EL REINADO DE JOSÍAS (640 a. C. - 609 a. C.)

El último rey bueno de Judá (2 Reyes 22:2). Según la misma Biblia comenzó a reinar a la edad de 8 años (2 Reyes 22:1). Durante su reinado Josías logro convertirse al Señor gracias a que se encontró el libro de la ley y a las amonestaciones de una profetisa llamada Hilda (2 Reyes 22:3-20). Debido a esto el rey, con ayuda de muchos (incluyendo tal vez a Jeremías), comienza una importante reforma religiosa a gran escala en todo el pueblo (2  Reyes 23:1-28): Literalmente la idolatría fue abruptamente arrancada de Judá. 

Imagen extraída de internet.

Los asuntos eclesiásticos se estaban poniendo en orden, pero pronto sobrevinieron problemas internacionales que comprometían la seguridad de la pequeña nación. En esta época Judá era una provincia del imperio Asirio, pero este iba perdiendo poder debido a la guerra contra Babilonia. Aproximadamente en el año 612 a.C. la capital asiria, Nínivem fue tomado por los babilonios, y Josías aprovechó esto para recuperar partes del territorio de lo que fue Israel del norte y anexarlas.  

Parecia que todo marchaba bien, pero lamentablemente la nación de Judá aún tenía cuentas pendientes con el Señor por las atrocidades cometidas durante el gobierno pasado (2 Reyes 21: 10-16; 23:26). En la primavera del 609 a.C. los judíos salieron, liderado por su rey, a presentar batalla contra los egipcios, pero por desgracia Josías resulta muerto. De esta forma termina la vida del último rey que buscaba agradar a Jehová. A partir de ahora no volvería a levantarse otro rey como este, lo que paulatinamente condenaría a la nación a la destrucción. 

La muerte de Josías, por Francisco Conti. Imagen extraída de internet.

EL REINADO DE JOACAZ (608 a. C.)

Tras la muerte de Josías, uno de sus hijos (Joacaz) se levanta como nuevo rey de Judá, Sin embargo, debido a su iniquidad, solo permaneció apenas 3 meses en el trono. Egipto había tomado control de la región y decidió deportar a Joacaz a tierra egipcias como prisionero para que no reinara. Nunca regresó a su tierra natal (2 Reyes 23:31-33). 

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EL REINADO DE JOACIM (608 a. C. - 598 a. C.)

Como una forma de mantener el control sobre la zona, el  faraón Necao II puso a Joacim (lamado originalmente Eliaquim, y tambien hijo de Josías) como rey de Judá. Al igual que su hermano, no siguió el buen ejemplo de su padre y anduvo por malos pasos. Con tal de pagar el tributo demandado por Egipto, Joacim sustrajo mucha de la riqueza del propio pueblo, algo que, en las circunstancias correctas, pudo haber dejado en bancarota a muchos judíos (2 Reyes 23:34-37). 

Aproximadamente en el tercer año de su reinado (605 a. C.) ocurrió un evento que en su momento marcó un antes y un después en la historia. En Karkemish se libró una brutal batalla en la que intervinieron principalmente asirios, egipcios y babilonios. El resultado del conflicto puso a Babilonia como la nueva potencia mundial y Asiria quedo practicamente borrada del mapa para siempre. De la misma manera mucho del territorio que estaba bajo dominio egipcio ahora pasaba a manos de los babilonios.

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Continuando con sus campañas  militares, los babilonios conquistaron gran parte del Levante Mediterráneo. Convencidos de su poder, se atrevieron a intentar someter a Egipto, pero fueron rechazados y obligados a retroceder. Ante esta inesperada derrota, el rey Joacim intentó sublevarse contra Babilonia, pensando que con la ayuda de los fenicios y filisteos recuperarían su libertad (2 Reyes 24:1).   

En respuesta se envió a grupos de caldeos, sirios, moabitas y amonitas a realizar escaramuzas contra Jerusalén para apagar el sentimiento de rebelión (2 Reyes 24:2). Como acto final Nabucodonosor II, rey de Babilonia, ya estaba ejecutando un asedio contra la capital judía, pero Joacim había sido asesinado, tal vez por sus detractores (2 Reyes 24:6). 

EL REINADO DE JOAQUIN (598 a. C. - 597 a. C.)

Joaquín, hijo de Joacim, fue declarado como el nuevo rey de Judá, y al igual que su padre no siguió los preceptos de Jehová (2 Reyes 24:8-9). Cualquiera hubiera pensado que el asesinato de Joacim detendria el asedio de Babilonia, pero Nabucodonosor siguió atacando Jerusalén, A la larga los judíos no pudieron soportar y los babilonios terminaron entrando en la ciudad (2 Reyes 24:10-11). 

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Historicamente hablando los israelitas en general siempre fueron un pueblo dificil de gobernar, por lo que Nabucodonodor hizo lo que creyó necesario para impedir que estos vuelvan a rebelarse de nuevo. Llevó a muchos de la realeza, incluyendo el rey y tal vez también Daniel y sus amigos, y gente ilustre, tal vez Ezequiel, como prisioneros a Babilonia (2 Reyes 24:12,15). Profanó el templo de Salomón saqueando muchos y destruyendo muchos de sus utensilios (2 Reyes 24:13). Y deportó a miles de artesanos, herreros y hombres de guerra (2 Reyes 24:14,16). La capital judía habia perdido gran parte de su población, su gobierno se había debilitado enormemente, sus guerreros escaseaban y con poca gente industriosa el desarrollo y la economía estaban comprometidos. 

Con todo estos terribles episodios que estaba pasando el país resulta asombroso como Lehi nunca fue separado de su esposa ni de sus hijos. En medio de tanta pobreza y miseria pudo conservar una significativa riqueza (oro, plata y objetos preciosos) y aún pudo seguir teniendo una tierra de herencia. Muchas veces la ciudad estuvo a total merced de sus saqueadores e invaores, pero aún así el Señor bendijo a Lehi y a su familia. Una prueba más de que Dios siempre bendice a los que siguen sus mandamientos.

"LLEGARON MUCHOS PROFETAS"

Después de este brutal saqueo por parte de los babilonios, Nabucodonosor II colocó a Sedequías como nuevo rey sobre Judá (2 Reyes 24:17-19). Por desgracia este tampoco aprendería de sus antecesores y anduvo por malos pasos. En un intento por devolver la esperanza, el Señor envió "muchos profetas ese mismo año profetizando al pueblo que se arrepintiera, o la gran ciudad de Jerusalén sería destruida". Con este dato se puede inferir que algunos de estos enviados del Señor fueron: Jeremías (del que estamos muy seguros), Abdías, Habacuc, Sofonías y Nahum. Más adelante el mismo Lehi también se uniría a esta lista.

Por historia sabemos que los judíos no quisieron escuchar a estos profetas. Pareciera que los muchos eventos vividos los había tornado insensibles y desconfiados en vez de humildes y mansos. En vez de abrazar el mensaje de paz, los judíos optaron por rechazar y hasta matar a los profetas enviados; sin embargo, no es la Obra de Dios la que se frustra. Desconocemos como sucedió realmente, pero es muy probable que entre toda esa multitud que se burlaba y los insultaba haya estado personas como Zoram y los integrantes de las familias de Ismael y Mulek (y porque no la misma familia de Lehi). Incluso es posible que algunas de las palabras declaradas por estos siervos hayan influenciado en las futuras decisiones de los mencionados. Como sea que haya sucedido, vemos como el Señor siempre prepara a los Suyos para encomendarlos con roles importantes dentro de su Sagrada Obra.